sábado, 24 de mayo de 2014

A veces hay que mirar por encima de cada circunstancia para ver claramente, sin espejos, sin colores que disfracen la verdad, una mirada cruda y sin sentimientos nos dan un poco de eso que llaman realidad

Aquí una breve historia:

Decidí alejarme de aquello que no me hacia feliz, dejar cada atadura que anclaba mis sueños al suelo. 
Emprendí mi vuelo y encontré una ave que volaba más alto que yo, intenté alcanzarla pero fue imposible, le propuse un trato... que voláramos a la misma altura para estar juntos. Durante un tiempo el vuelo se hizo placentero pero al mirar sus ojos, él todavía miraba donde solía volar, fue ese el momento que entendí que ahora, yo era la atadura para esa ave. 
Decidí alejarme de aquel compañero de vuelo para dejarlo ser feliz.


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